La industria esta pagando el mayor costo del ajuste. Los números no admiten eufemismos. El uso de la capacidad instalada cayó al 61% en octubre. Es el peor nivel desde 2002. Sectores sensibles, como el textil, operan por debajo del 33% de su potencial.

La capacidad instalada es la producción máxima que una planta puede sostener con la maquinaria y el personal disponibles. Cuando la utilización baja, las máquinas paran. Los costos fijos siguen. Los márgenes se comen con el tiempo. Menos producción hoy, menos inversión mañana y la amenaza del cierre. 

Entre noviembre de 2023 y septiembre de 2025, cerraron 19.114 empresas, según las estadísticas oficiales de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo. Esa caída se tradujo en una pérdida de algo más de 264.000 puestos de trabajo registrados.  

Si se mira con lupa, la destrucción es cotidiana. Esas 19.114 empresas cerradas equivalen a  casi 29 empresas por día. Son alrededor de 1,2 cierres por hora. Y la pérdida de empleo formal promedia unas 394 personas por día, es decir, unas 16 personas por hora, que dejaron de tener trabajo en el registro formal.  

La motosierra contra el empleo de calidad

La tendencia reciente confirma el rumbo. En los últimos cuatro meses contabilizados por la Secretaría de Trabajo, el empleo asalariado del sector privado acumuló una caída de 49.000 puestos. Solo en septiembre se perdieron 10.700 empleos formales. Eso refuerza el patrón: los despidos y cierres no son episodios aislados, son un proceso. 

Los sectores más golpeados son previsibles: construcción, industria manufacturera y comercio. En construcción, la parálisis total de la obra pública y el encarecimiento de costos hacen estragos. En la manufactura, la apertura de importaciones.

La destrucción es cotidiana. Las 19.114 empresas cerradas desde que asumió Milei equivalen a casi 29 empresas por día. Son alrededor de 1,2 cierres por hora. Y la pérdida de empleo formal promedia unas 394 personas por día, es decir, unas 16 personas por hora.

Un síntoma agudo se detecta en la cadena de pagos. La Unión Industrial Argentina (UIA) compartió una encuesta en la que reveló que casi la mitad del sector no puede cubrir salarios, impuestos o proveedores. Por otro lado, señalaron que un 8,2% falla en todos los rubros.

De acuerdo a ese trabajo, el 47,5% de los industriales que participaron de la encuesta reconocieron que tiene problemas para cumplir con al menos una de sus obligaciones principales.

El titular de la UIA, Martín Rappallini.

Impuestos encabeza la lista con el 29,3%. Lo sigue proveedores, con el 26,7%. Durante el último trimestre se registró un incremento entre el 30% y el 40% en los cheques rechazados. Bodega Norton, por ejemplo, acumuló más de 40 cheques rechazados por un total de 618 millones.

Bronca en la UIA por que Milei les quiere cobrar USD 3.000 millones de impuestos 

El informe señala que las Pymes son las más golpeadas, con cobros al Estado que se estiran entre 30 y 90 días. También hay casos extremos como el de Bodega Norton, que además de los 40 cheques rechazados tiene una deuda bancaria de más de 42 mil millones.

La crisis se coló en la mesa chica de la UIA. No como un tema más de agenda, sino como una presencia incómoda que nadie pudo ignorar. Los principales dirigentes industriales se reunieron en la sede de Av de Mayo y el clima fue de preocupación abierta. 

Los informes que circularon mostraron una caída sostenida de la actividad manufacturera y del empleo. La retracción del consumo interno, la apertura de importaciones y el encarecimiento del crédito dejaron sin aire a buena parte del entramado fabril. Los propios empresarios admiten que ya no se trata de una desaceleración: es una crisis instalada. 

La reunión fue larga y tensa. En tono reservado, algunos representantes de cámaras sectoriales advirtieron que el parate se siente “en todos los niveles”, desde las pymes hasta los grupos de mayor peso. El presidente de la entidad, Martin Rappallini evitó las frases altisonantes pero reconoció que “la situación es compleja”. 

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