La crisis del modelo económico de Milei y Caputo llegó a los bancos, hasta ahora uno de los pocos sectores que mantenían la cabeza afuera del agua. La mala praxis del desarme de las Lefis, derivó en tasas esquizofrénicas, suba de encajes y niveles de morosidad en récords históricos, un cambo que está golpeando los balances de todo el sistema financiero.
La morosidad subió al 5,5% en el segundo trimestre, el mayor nivel desde 2019, cuando la pandemia había dejado a medio país sin capacidad de pagar. El problema no es de un banco en particular. Es de todos. Los balances recientes muestran la misma foto: menos margen, más provisiones, retornos en caída.
La montaña rusa de las tasas y el apretón monetario dejan a las entidades sin aire. Dentro de ese cuadro, Galicia se lleva el premio al más golpeado. Su ratio de mora más que duplica al de sus pares: supera al 2,9% del Santander, al 2,3% del BBVA Argentina y al 2,7% del Supervielle. Para cubrirse, tuvo que disparar provisiones un 32% frente al trimestre anterior y un 178% interanual. El costo fue claro: su retorno sobre patrimonio neto se desplomó al 9,5%. Aun con más ingresos por intereses, el resultado operativo cayó 14%.
El Santander, el BBVA y el Supervielle tampoco zafan. Presentaron balances con la misma lógica: margen presionado, provisiones en alza y ganancias que se achican. El sistema en su conjunto se encamina a un escenario de balances cada vez más tensos. En paralelo, las tasas de caución se quintuplicaron en dos años. El volumen es tan grande que cualquier tropiezo puede encender la alarma.
“Si llega a haber un problema, puede repercutir en todo el sistema. Los volúmenes son altos, las tasas crecen, las acciones y los bonos caen, podría haber un riesgo de quiebra”, advirtió una fuente del sector financiero al diario Clarin.
El reflejo se ve en el mercado. Los ADR de bancos argentinos fueron los más castigados en Nueva York. Tras el balance, el Grupo Financiero Galicia cayó 4,9%, el Supervielle bajó 4,4% y el BBVA Argentina 4,3%. En Buenos Aires el rojo se repitió, con el sector bancario liderando las pérdidas.